Las muestras de cariño fortalecen la relación, por eso
hay que salvarlas de que se ahoguen en la rutina.
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Eso va a establecer el tipo de relación: cercanía, lejanía,
indiferencia o confianza", explica la psicóloga de parejas Perla Sanhueza.
Lourdes Gómez de 25 años y Nelson Meléndez de 29 están
convencidos de que los gestos han profundizado su relación. "Él siempre se
ha preocupado mucho de los detalles. Incluso cuando mi turno en el trabajo
empezaba a las 4:30 de la mañana, Nelson se levantaba para hacerme el desayuno
mientras yo me duchaba.
Reconozco que al principio me dejé querer, pero estoy
segura de que esos gestos suyos me fueron enamorando cada vez más",
confiesa Lourdes.
Pero no todas las parejas saben darle el verdadero
peso a esta forma de expresar cariño. Por eso, en materia de gestos, los
expertos coinciden en que los problemas son básicamente dos: no saber
interpretarlos correctamente y que estos pequeños detalles se pierdan con la
cotidianeidad, de ahí la importancia de estar atento.
"Las relaciones de pareja son complicadas porque
hay que estar constantemente trabajándolas: mirando al otro, leyendo las
señales, haciendo gestos", resume Sanhueza. Distintas miradas "Los
gestos no son hechos aislados, sino que surgen desde cada persona. Van a
depender de sus rasgos de personalidad e incluso de los conflictos
inconscientes que vengan de la infancia", explica la psicóloga Marie
Louise Duhalde.
Según la profesional, cada persona internaliza modelos
de relación de acuerdo con su propia experiencia de vida. "Si tu mamá
siempre atendía a tu papá antes que a nadie, porque era su forma de mostrar que
él estaba primero, ése es el modelo de relación que vas a tener para expresar
lo mismo", sentencia. Por esto, entender cómo el otro recibe los gestos,
no es fácil. "Para un hombre desvalorizador y narcisista, que la mujer le
lleve el desayuno a la cama puede ser visto como sumisión. Otro, en cambio,
puede pensar: `qué amorosa, siempre me trae lo que me gusta`", dice
Duhalde.
Saber leer La interpretación del gesto también
dependerá muchas veces del estado de la relación, por lo que frente a un mismo
hecho, puede haber dos lecturas. "Si la relación está bien y siento que el
otro está comprometido y me quiere, en vez de enojarme, recojo la toalla que
dejó tirada en el suelo. Pero cuando la relación está tirante y creo que vive
pensando en su trabajo y sus amigos, digo: "Es un desconsiderado"
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